El corazón se expande con sentimientos de profundo reconocimiento y gratitud al considerar cómo nuestra pequeña comunidad ha sido beneficiada por el Señor en estos 23 años de vida.
Nacimos después de una larga experiencia de consagración laical con Madre Prisca, quien había desarrollado, con el tiempo, el proyecto de vida consagrada. El reconocimiento por parte del Vicariato de Roma se obtuvo después de su piadoso tránsito, que tuvo lugar el 1 de junio de 1998.
San Vicente de Paúl enseñaba que “las cosas de Dios suceden por sí solas” y esto lo hemos experimentado desde el comienzo de nuestra historia. La aprobación diocesana de la comunidad fue firmada por el cardenal Camillo Ruini el 11 de febrero de 2001.
Nuestro primer convento fue un pequeño apartamento en via Pozzuoli n.7, del cual, después de algunos meses, el 7 de julio de 2001, nos trasladamos a un espléndido apartamento del Vicariato (¡qué Providencia!) en Lungotevere dei Vallati, n.10.
Un sacerdote nos exhortó a orar con confianza por las vocaciones y a considerar en qué habitación del gran apartamento y en qué fecha abrir el noviciado, ¡aunque aún no hubiera novicias! Decidimos abrir oficialmente el Noviciado el 1° de junio de 2003 y, en cambio, el 1° de enero de 2003, ¡Llego la Primera! Ingresó a la “Escuela de María”, (como la llamamos nosotras), que sería la fututa Sor Priscila. Después de ella, el 3 de febrero del mismo año, ingreso la futura Sor Agnese y más tarde ingresaron otras hermanas que encontraron en nuestra comunidad su hogar con Jesús.
El 19 de marzo de 2003 se abrió la primera pequeña misión popular en Torrita Tiberina (Roma), y en los años siguientes nacieron muchas otras misiones populares en Italia, México, Argentina, Inglaterra, Texas y Brasil.
El 12 de enero de 2004 comenzó nuestra gran aventura en San Giovanni in Laterano acogiendo a los peregrinos en el Museo del Tesoro y siempre aquí en Roma, en la Iglesia Madre, nació el apostolado de la Catequesis con el Arte, que realizamos a través de peregrinaciones en las iglesias de Roma, San Pedro y los Museos Vaticanos.
Siempre hemos querido abrir las puertas de nuestro convento, para ofrecer al pueblo de Dios un oasis de paz y oración. El 25 de junio de 2007, la Providencia nos condujo al gran convento de Via delle Vigne Nuove 459, donde con el tiempo, numerosas familias se han reunido a nuestro alrededor y nuestra espiritualidad se ha enriquecido con la presencia de laicos, los Oblatos de la Divina Revelación.
Por último, desde hace 2 años, cada domingo desde la Gruta de las Tres Fuentes, las estatuas de la Virgen de la Revelación parten para visitar a las familias, romanas, a través de la práctica tradicional de la Virgen Peregrina.
¡Desde hace 23 años el Señor realiza su obra a través de nosotras, haciéndonos un canal privilegiado para difundir y servir la Divina Revelación! ¡Con júbilo renovamos nuestro lema, SERVIAM, y cantamos nuestro MAGNIFICAT!
Dios nos bendiga
Y que la Virgen nos proteja
Las Misioneras de la Divina Revelación