del 5 de octubre de 1947, que se unió desde Plaza San Pedro hasta Via Laurentina 400, que acompañando la imagen de la Virgen de la Revelación, previamente bendecida por el Papa Pío XII, que fue colocado en la Gruta de la aparición.
La Virgen de la Revelación, entre las cosas, le había dicho a Bruno: “Con esta tierra de pecado haré portentos y maravillas para la conversión de los incrédulos y de los pecadores”. Ella fue fiel a su promesa y continua siéndolo, de hecho, inmediatamente después del 12 de abril, apenas difundida la noticia de que la Virgen María se había aparecido en Roma, a un protestante anticlerical, multitudes de personas acuden a la Gruta y piden la intercesión de la Virgen por sus problemas. Ya en diciembre de 1947 eran más de 100 casos de sanaciones consideradas prodigiosas y que estaban siendo examinadas por la Comisión Médica presidida por los profesores Alberto Alliney y Schiavoni Panni. En el periódico vienen publicadas las fotos de algunos milagros y algunos escritos de agradecimiento a la Virgen de la Revelación por la gracia recibida. Se puede ver en primer plano un escrito firmado por Giorgio Luzi, quien agradece a la Virgen de la Revelación por haber “sanado su alma y cuerpo”. Esta es la verdadera sanación, aquella del alma, que constantemente debemos pedirle a María Santísima, más que cualquier otra cosa.
¡La Virgen de la Revelación nos ayuda en nuestro camino de fe y nos guía con amor materno en el camino de la Verdad y de la vida verdadera! A ella confiamos nuestras vidas, nuestras intenciones, nuestros seres queridos y todas las personas que encomiendan a nuestras oraciones, cierto es que Ella no hará que perdamos su ayuda y escuchará cada una de nuestras oraciones, más allá de todas nuestras expectativas y deseos.
¡Los esperamos el 12 de abril en el santuario de la Virgen de la Revelación para honrar a nuestra amada Madre, y para agradecerle por todo el amor y el cuidado que tiene para cada uno de nosotros!
Dios nos bendiga
Y la Virgen nos proteja