¿Cómo se puede expresar el gran acontecimiento impactante, único y verdadero de la historia?
¿Cómo se puede describir el hecho extraordinario de que Dios se hace hombre, se encarna en un niño y nos revela Su amor en Cristo Jesús?
¿Cómo se puede narrar el misterio de la Encarnación que los cristianos contemplan a lo largo de los siglos?
La Liturgia de Adviento nos invita a preparar el corazón para recibir el regalo del Niño Jesús con el asombro que expresamos con la exclamación: “¡Oh!”. De hecho, las Antífonas Mayores que se recitan en los días anteriores a la Solemnidad de Navidad se llaman “Antífonas O”. Todas comienzan con la expresión enfática “O” que es la expresión de un corazón lleno de maravilla. Estas antifonas son una serie de invocaciones mesiánicas usadas en el Antiguo Testamento que invitan al Mesías de venir a salvar a su pueblo.
El origen histórico de estas invocaciones se remonta a la época del Papa Gregorio Magno, alrededor del siglo VII d. C., y desde entonces conservan toda su belleza. Los estudiosos han notado que la combinación de antífonas que ocurren a lo largo de los días, forma un acróstico muy significativo que se obtiene juntando las iniciales de cada palabra latina (a partir de la ultima palabra).
O Sapientia – O Sabiduría
O Adonai – O Adonai
O Radix – O Renuevo
O Clavis – O Llave
O Oriens – O Sol
O Rex – O Rey
O Emmanuel – O Emmanuel
La combinación permite leer: “Ero Cras”, es decir: (yo) estaré mañana; mañana llegaré. Esta afirmación es la reconfortante respuesta del Mesías a la invocación sincera de la humanidad que le pide que venga. Mientras lo invocamos, Él ya está respondiendo a nuestra invocación con la promesa que cierra el libro del Apocalipsis: “Sí. Vengo pronto “(Ap 22,20).
Las Antífonas “O” enfatizan con mayor fuerza que el Niño colocado en el pesebre es verdaderamente el Dios que hemos estado esperando y deseando: Él es la Sabiduría eterna, nuestro Señor, el Mesías tan esperado, parte del linaje de David, el verdadero Sol naciente, Dios con nosotros, el Emmanuel.
Con el tiempo, se han agregado otras invocaciones a las primeras siete, formando una Novena, la Novena de Navidad. Nos preparamos a vivir nueve días de invocaciones que se presentan como un verdadero compendio de cristología, para preparar el corazón a la inefable venida del Mesías.
“¡Ven, Jesús!”. ¡Aquí está nuestro grito festivo de Adviento! ¡Ven Jesús! Maranatha!