La sociedad de hoy en día hace del 31 de octubre una gran fiesta; pero hay que resaltar que en realidad hay dos tipos de fiesta en este día, lo cual enfatiza el enfrentamiento entre los dos “principados” fundamentales – el bien y el mal. Por un lado, la Iglesia celebra la Vigilia de la Fiesta de Todos los Santos, en la que nos regocijamos con todos aquellos que imitaron a Cristo más de cerca en sus vidas y que han sido reconocidos por la Iglesia como “santos”. Por el otro lado, Halloween es una fiesta comercial que celebra los demonios, brujas, maldad y cosas similares. En efecto, niños inocentes a menudo se disfrazan de demonios en lo que sólo se puede llamar una celebración del mal, aunque con un rostro “inofensivo”. Oculto a la vista de la mayoría está el mal, representado en los mismos signos y símbolos que hacen la ‘‘fiesta’’ de Halloween.
Es un día de una gran batalla espiritual. Por lo tanto, es un día para ponerse del lado del Señor. Es decir, tomar las “armas” por Cristo haciendo un acto de reparación por todos aquellos que, conscientemente o no, participarán en Halloween, y por las ofensas que esto causa al Señor.
Tomar las armas por Cristo es muy fácil. Basta con rezar el Rosario con la intención de reparar todas las ofensas que el Señor recibirá en este día! Otra manera de hacer reparación es pasando un corto tiempo en Adoración Eucarística, ofreciendo consolación al corazón de Jesús por los muchos ultrajes que recibe en el Santísimo Sacramento.
El ángel que se apareció a los pastorcitos de Fátima les enseñó una hermosa oración de reparación que podemos repetir hoy, tantas veces como sea posible, en fe y amor al Señor:
Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te adoro profundamente. Te ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María imploro la conversión de los pobres pecadores.
El 31 de octubre no es un tiempo para pensar en demonios y gansos, sino para afirmar que sólo con buenos medios se puede conseguir todo. Esta es la lección que los santos nos han enseñado, para que podamos celebrar la fiesta de Todos los Santos con la alegría que trae la bondad. ¡Que tengas una buena y santa batalla!
Dios nos bendiga
Y la Virgen nos proteja