Queridos amigos, finalmente llegamos al último domingo de Adviento, el cuarto. En este domingo el Evangelio nos habla de la Anunciación del ángel a la Virgen María y de su abandono a la voluntad de Dios, en la certeza de que sólo en Dios y en su voluntad hay verdadera paz y verdadera alegría.
¡Qué hermoso es el “sí” de María! ¡Qué hermoso e importante es nuestro “sí” a Dios! El Señor respeta nuestra voluntad, como respetó la de María. No se impone, sino que llama a la puerta de nuestro corazón y espera que la abramos. Así como la obra de la Redención dependió del “sí” de María, la continuación del plan de amor de Dios para nosotros y para todas las personas vinculadas a nosotros depende de nuestro “sí”.
Al encender la cuarta vela de Adviento, queremos pedirle al Señor el corazón generoso de María y su total abandono a la voluntad de Dios. Queremos mantener abierta la puerta de nuestro corazón, para que el Niño Jesús pueda nacer y habitar allí para siempre.