la peregrinación

Imagen de cinco miembros de la Fraternidad de Peregrinos de Jerusalén de Utrecht, c. 1541, de Jan van Scorel (1495-1562), pintor holandés.

“La peregrinación”, como dice el Papa Francisco, “es un símbolo de vida, nos hace pensar que la vida es caminar, es un camino”. Cuando emprendes una peregrinación no lo haces sólo para llegar a un destino sino también para encontrarte en un viaje que sane el corazón. Este camino, de hecho, es la imagen de un viaje de búsqueda de sentido y de felicidad. En una peregrinación, salimos de nosotros mismos, de la rutina de lo cotidiano, para dejarnos envolver por lo esencial y por lo verdaderamente humano. La peregrinación, si lo pensamos, es un verdadero acto de fe: ciertamente conocemos la meta, pero nunca del todo el camino y lo que puede suceder a lo largo de él, dejando espacio para lo temporal, lo impredecible y lo desconocido.

Y esto fue aún más cierto en las peregrinaciones que se realizaron a Roma a lo largo de la historia. Numerosos eran los caminos europeos que, atestados de peregrinos, conducían a la ciudad del Papa. A lo largo de estos diversos caminos eran numerosos los peligros que podían encontrar los viajeros: bandidos, enfermedades, muerte. No era raro, por tanto, que la gente decidiera redactar su testamento antes de emprender una peregrinación.

Son numerosos los lugares de peregrinación para los cristianos, pero los más importantes son sin duda Roma y Tierra Santa. Según su destino, los peregrinos se reconocían también por las insignias que mostraban. Por ejemplo, los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa llevaban consigo la rama de olivo de Jericó, los que iban a Roma, una placa con el Rostro de Cristo (la Verónica), los que iban a Santiago de Compostela, la Concha y los que se dirigían a Gargano, la pluma en honor a San Miguel Arcángel.

Los caminos que atravesaban Europa para llegar a los distintos destinos eran muy diferentes entre sí, cada uno con su lengua y características específicas, pero la fe era la misma y el lenguaje común, el del Evangelio de Cristo.