En la tarde del 20 de noviembre se dio lugar un momento muy importante para la vida de nuestra espiritualidad: por primera vez una joven mexicana ha querido formar parte de nuestra Familia Religiosa como oblata de la Divina Revelación. Los oblatos son un ramo de nuestra Familia. Con la oblación ellos se empeñan “a una renovada consagración bautismal según la espiritualidad de nuestra Comunidad” (Estatutos de los Oblatos, n. 1).
“El Oblato de la Divina Revelación es el católico laico que, viviendo en el propio ambiente familiar y social encuentra en los Estatutos de los Oblatos de la Divina Revelación la orientación de vida que lo estimula a desarrollar la propia llamada a la perfección evangélica con la finalidad de buscar, vivir y glorificar a Dios Uno y Trino” (Estatuto de los Oblatos, n. 2). La joven mexicana se llama Leticia, se encuentra en Roma por un máster en el Ateneo “Regina Apostolorum”. Regresará a México hacia fines de diciembre y se ha comprometido a esforzarse por la difusión de la historia de la Virgen de la Revelación y por dar a conocer nuestra Comunidad. Ha asumido también el compromiso de dar catequesis según el Catecismo de la Iglesia Católica y el Magisterio del Santo Padre, en conformidad a nuestra espiritualidad que se funda sobre la ‘pura eclesialidad’.
Acompañamos con la oración a nuestra querida Leticia, para que pueda desarrollar su misión con generosidad, amor y entusiasmo por la salvación de las almas.
Agradecemos al Señor por la bella e intensa jornada que nos ha hecho vivir ayer y ofrecemos a Él nuestra vida para que haga de nosotros según Su voluntad.