En el paso de un año al otro nos espera María, la Madre de Dios, que nos ayuda a no detenernos sólo en el tiempo que pasa inexorablemente, sino en el tiempo que pasa como aproximación al encuentro con Aquel que es "ayer, hoy y siempre" (Heb 13,8).
Bartolomé Esteban Murillo - Virgen con Niño
El primer día del nuevo año 2024, la Iglesia, a través de tres sencillas enseñanzas de la liturgia, nos propone entrar en el misterio de la Madre de Dios, que ilumina el sentido de la vida de todo cristiano:
1. Dios bendice el camino de su pueblo.
2. El Espíritu Santo guía nuestro corazón para descubrir que Dios es Padre
3. La Madre de Dios enseña cómo introducir la Vida eterna en la existencia humana.
En la primera lectura descubrimos que es voluntad de Dios renovar el pacto de alianza con su pueblo a través de su bendición: «Que el Señor te bendiga y te proteja. Que el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te conceda la paz" (Nm 6, 24.26). ¡Qué maravilloso saber que estamos bajo la mirada de Dios, en el silencio de nuestra oración! Pidámosle que bendiga el nuevo año, que nos conceda ser constructores de paz.
En la segunda lectura, el apóstol Pablo, en la carta a los Gálatas (4, 4-7) nos recuerda que ya ha llegado la "plenitud de los tiempos", porque en Cristo Jesús, Dios se hizo hombre para dar vida al género humano divino. Ya no hay razón para que el hombre siga teniendo miedo de Dios: cuanto más estemos en comunión con Cristo, más podremos experimentar la vida eterna. Él nos dona el mismo Espíritu Santo que clama en nuestros corazones: ¡Abba, Padre! No somos esclavos sino hijos, herederos de una felicidad que nunca termina.
En el Evangelio, el evangelista Lucas revela el secreto de María, que es la única criatura humana en la cual la Gracia divina se ha radicado hasta el punto de hacer de su vida el espacio de la morada del Hijo de Dios. El secreto de la Madre de Dios se describe en la siguiente actitud: "Mientras tanto, María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón". (Lc 2,19). Entremos en la escuela de María, de ella podremos aprender el arte del silencio orante para guardar en nuestro corazón las alegrías y las adversidades. Llevamos todo con nosotros y no rechazamos nada, esperando que la Providencia divina disponga todo para nuestro crecimiento en la fe y en la santidad.
Giovanni Battista - Virgen con Niño
María, Madre de Dios y Madre nuestra, que en tus brazos sostienes al Creador del mundo y alimentas a Aquel que da el Pan de Vida eterna, tú que has creído en el amor de Dios, te suplicamos: enséñanos a amarnos unos a otros como Jesús nos ama.
¡Que el año 2024 sea el tiempo para que el Señor realice su obra en nosotros!
Santo y Feliz Año Nuevo.