La liberación de Viena – 11 de septiembre de 1683
En 9 metros de altura y 4.5 metros de ancho, esta impresionante tela al olio, conservada en los Museos Vaticanos, recuenta el asedio de los Turcos a Viena, se detuvo el 11 de septiembre de 1683, de las armas cristianas guiados por el rey polaco Jan (Juan) Sobieski.
El autor del cuadro es el polaco Jan Matejko1 que, con un estilo vigoroso y dramático, ilustra la victoria contra los turcos. El cuadro fue donado al Papa León XIII en 1883, en ocasión de la liberación de Viena.
Al centro de la tela, el rey Jan Sobieski avanza majestuoso sobre su caballo, a su izquierda cabalga con orgullo el joven hijo, el príncipe Giacomo. La cara con bigote de Sobieski está radiante, usa el traje real polaco, de color azul y oro. El soberano extiende con la mano derecha la carta que anuncia la liberación de Viena al mensajero papal, y con la izquierda empuña el cetro de oro. Por la derecha pasan junto al rey los nobles líderes de la Liga Cristiana del Duque Carlos de Lorena, que se descubre la cabeza en señal de homenaje.
Detrás de Sobieski, cabalga un fraile capuchino, que porta en su mano el icono de la Virgen de Loreto. Se trata del Beato Marco d’Aviano, nominado por el Papa Inocencio XI – cabeza de todas los ejércitos cristianos, acordado en Viena. Anima al ejército y al pueblo a resistirse a los turcos, en los dos meses de asedio, pone concordia entre los príncipes de Europa. De hecho, gracias al fraile capuchino, los príncipes europeos renuncias a las propias reclamaciones de comando y ceden la guía de los ejércitos armados a Sobieski.
A la izquierda, emergen las suntuosas tiendas de campaña turcas, invadida por los soldados polacos. En primer lugar, entre los cadáveres, se puede observar algunos soldados turcos sentados en la tierra, que disponen de cimitarras (espada) en señal de rendición. Sobre la izquierda, junto al botín de guerra, un caballero a caballo, de espalda, presenta ante el rey la lanza con los distinguidos regalos; otro soldado, que vistiendo un manto de piel de leopardo, baja el asta con el estandarte verde y dorado de Mahoma, colocándolo a los pies del caballo de Sobieski. Se trata de la bandera del Profeta Mahoma, que el Gran Visir Kara Mustafá había recibido en don del sultán Mohamed IV, para izarla sobre la Basílica de San Pedro; de hecho, una vez conquistada Viena, la intención del Gran Visir era de marcharse hasta Roma, para reducir San Pedro a un establo.
Kara Mustafá estaba muy orgullosa de su ejército de trescientos mil hombres, en vez, la Liga cristiana tenía apenas setenta mil soldados. Fuerte de su ejército, el Gran Visir no consideró la posibilidad de un ataque de los cristianos de Kahlenberg, la montaña que sobresale de la ciudad de Viena, y no lo hace presidir.
Arriba a la izquierda, vemos el Kahlenberg justo detrás del campamento turco. Desde esta montaña, el Sobieski, con su caballería de Húsares alados2, al grito de batalla “Jesús y María”, era con plomo sobre el enemigo.
Notamos a las espaldas del Sobieski un rastro de estos caballeros, que levantan las banderas de Polonia: un águila blanca sobre un campo rojo. Más al fondo se ve la ciudad de Viena, el cielo es azul y es atravesado por un luminoso arcoíris, mientras una columna blanca se libera en vuelo sobre el ejército.
El día siguiente, el rey y su corte se dirigieron a la Iglesia de la Virgen de Loreto, donde se celebra la Santa Misa, al final de la cual Sobieski entonó el “Te Deum” de agradecimiento y después, con voz cálida y potente, entonó el inicio del salmo 115; “¡non nobis, Domine, non nobis!” (“No a nosotros, Señor, no a nosotros”). Los sacerdotes respondieron llorando: “Sed nomini tuo da gloriam” (“Pero a tu nombre da gloria”), estas palabras están grabadas en lo alto, sobre el marco de este cuadro, hace hincapié que la salvación de la Europa cristiana viene por intervención de Dios y por intercesión de la Virgen María, invocada con la oración del Santo Rosario de Marco d’Aviano y del pueblo Vienense.
Papa Inocencio XI, en memoria de esta memorable compañía, instituyó el día 12 de Septiembre la Fiesta del Santísimo Nombre de María.