Del Cementerio de Ciriaca o San Lorenzo al Verano, provienen los retratos en mosaico de dos jovene esposos, Simplicia Rustica y Flavio Giuliano. Los dos mosaicos conservados hoy en el Museo Pío Cristiano en los Museos Vaticanos en Roma, se remontan al 350 d. C., la joven esposa está en una actitud de oración, la antigua inscripción que acompañaba los retratos se perdió, pero decía así: “Flavio Giulio Giuliano a Simplicia Rustica, esposa dulcisima, que vivió dieciocho años, cinco meses y quince días, fue mi esposa por tres años y dos meses. “Duerma en paz”. Fue sepultada el 23 de enero”
¿La muerte puede ser considerada como dormir en la paz? Para los paganos esta era una locura, la religión pagana tenía tantos dioses, pero de hecho las personas vivian sin ninguna esperanza, porque los dioses eran impasibles, cerrados en la propia felicidad eterna, donde no habían lugar para los mortales. Los dos esposos cristianos dan testimonio desde sus tumbas que la muerte es un dormir en la paz, porque ellos en la Iglesia encontraron un Dios personal, delante del cual se puede orar, un Dios que se puede conocer y te conoce en vida y en muerte, Él es Jesuscristo, el Hijo de Dios que se hizo hombre y que en la cruz venció la muerte.
En la cultura pagana se pensaba que la vida fuese dominada por fuerzas obscuras e irracionales, las personas vivían esclavizadas por el dominio de la superstición y de la magia. Entre las antiguas familias nobles se difundía el culto esotérico, donde la salvación era solo para pocos elegídos. El pagano consideraba el día de su muerte como un día de calamidad; para el cristiano, tal día se convierte en el “dies natalis”, es decir, el día del nacimiento al cielo. La esperanza de la resurrección de la muerte determinó el nombre de los lugares de sepultura, para los cristianos no se llaman necrópolis (o sea, ciudad de los muertos), si no cementerios, que deriva de la palabra griega “koimetérion”, que significa: “lugar del descanso”, espacio provisorio, donde los fieles difuentos (duermen) esperando despertarse con Cristo.
“El elemento distintivo de los cristianos es el hecho de que ellos tienen un futuro: no es que conozcan los pormenores de lo que les espera, pero saben que su vida, en conjunto, no acaba en el vacío. Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero también el presente… La puerta oscura del tiempo, del futuro, ha sido abierta de par en par. Quien tiene esperanza vive de otra manera; se le ha dado una vida nueva”. (Benedicto XVI Enciclica Spe Salvi, 2).
Recordemos en este mes a nuestros queridos difuntos; las oraciones ofrecidas por ellos, seran de gran merito para nosotros de frente al Señor.
“Se puede dar a las almas de los difuntos « consuelo y alivio » por medio de la Eucaristía, la oración y la limosna. Que el amor pueda llegar hasta el más allá, que sea posible un recíproco dar y recibir, en el que estamos unidos unos con otros con vínculos de afecto más allá del confín de la muerte, ha sido una convicción fundamental del cristianismo de todos los siglos y sigue siendo también hoy una experiencia consoladora…” .
(Benedicto XVI Enciclica Spe Salvi, 48).