¿por qué a roma?

¿Por qué a Roma? La gente a menudo se pregunta por qué el Jubileo se ha celebrado siempre en Roma y quizás no en alguna otra parte del mundo. Esto se debe a que Roma ocupa un lugar central en el cristianismo. La Iglesia de Roma fue bendecida con la presencia de San Pedro y San Pablo, todavía enterrados aquí, quienes dejaron una huella indeleble en la historia del cristianismo. Pero no sólo eso. Tras ellos, también aquí muchos cristianos dieron su vida por Cristo y por el Evangelio. Nombres como: Santa Cecilia, San Ignacio de Antioquía, Santa Inés, Santa Sabina son sólo algunos de una larga lista.

Roma es, por tanto, la continuadora directa y legítima de las comunidades de los primeros siglos que, desde entonces hasta hoy, están bajo la guía del Papa, sucesor de Pedro y vicario de Cristo. Este mandato Pedrino se remonta a las palabras que el mismo Jesús dirigió a Pedro, encargándole una tarea única y exclusiva:

«Tú eres Pedro y sobre esta Piedra edificaré mi Iglesia. «Yo te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos; y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos»

(Mt 16,19).

Este poder le es dado sólo a él entre todos los doce apóstoles y esto está claro ya para la Iglesia primitiva que siempre ha reconocido el primado del apóstol Pedro y su misión de guiar la Iglesia:

«Apacienta mis ovejas»

(Jn 21,17).

Esta tarea se transmite de sucesor de Pedro a sucesor de Pedro, de San Pedro al Papa Francisco, en una sucesión de 266 Pontífices que han servido al rebaño del Señor durante siglos y siglos. Dice san Juan Crisóstomo: «Pedro, el primero de los discípulos, estableció su sede en Roma, y ​​con su predicación hizo de aquella ciudad el centro de la fe cristiana», punto de encuentro, de unidad y de comunión para todos los hijos de la Iglesia.

Es precisamente en Roma, por tanto, donde reside el Papa, donde los fieles convergen en peregrinación durante los momentos más solemnes de la vida eclesial, incluido, precisamente, el Jubileo. Durante este período el Pontífice proclama un año de gracia especial, ofreciendo a sus hijos el don de la indulgencia plenaria y la gracia de renovar la fe ante la tumba de Pedro y Pablo y de otros tantos mártires que con su ejemplo animan nuestra fe e interceden por nosotros.

Para saber más sobre los orígenes del Jubileo, lea también Orígenes bíblicos del Jubileo