El 15 de agosto de 2021, Solemnidad de la Asunción al Cielo en cuerpo y alma de la Santísima Virgen María, nuestra Comunidad celebró dos eventos.
En primer lugar, hemos celebrado la hermosa solemnidad de la Asunción que nos acuerda las palabras que la Virgen de la Revelación el 12 de abril de 1947 le dijo a Bruno Cornacchiola en la Gruta de las Tres Fuentes. El vidente, protestante y anticlerical, escuchó las palabras de María la cual, entre otras cosas, le dijo: "Mi cuerpo no podía morir y no murió, por mi Hijo y por los ángeles fui llevada al Cielo".
Sabemos cómo el Santo Padre Pío XII, en la encíclica Deiparae Virginis Mariae, del 1 de mayo de 1946, imploró desde el Cielo un signo mediante el cual se manifestara la voluntad de Dios sobre la posibilidad de proclamar el dogma de María Asunta al Cielo. La respuesta no se hizo esperar y el 1 de noviembre de 1950 el Papa proclamó solemnemente este dogma.
La segunda razón de nuestra alegría es que el 15 de agosto nuestra querida hermana sr. María Angélica, en la capilla de nuestra comunidad, pronunció su SÍ para siempre al Señor, haciendo sus votos perpetuos. La solemne Santa Misa fue celebrada por S.E. el Cardenal Mauro Piacenza, quien se puso a disposición para esa celebración con mucho cariño. Fue una gran emoción para todos ver a sr. Angélica en la procesión de entrada de la Santa Misa, con su ramo de flores, como una novia lista para su Novio.
Después de la homilía, comenzó el rito. El Cardenal cuestionó sr. Angélica sobre su intención de entregarse totalmente al Señor y ella, con voz fuerte y firme, pronunció su sí tres veces: "Sí, quiero". Ella leyó con tanto amor y fuerza la fórmula de la Profesión, la firmó y luego cantó "Suscipe me Domine ...." tres veces “Sé mi sostén Señor conforme a tu promesa, y viviré: que mi esperanza no quede defraudada”).
Todas las hermanas confirmaron su Sí en el de Sor Angélica, cantando: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo... Después de eso, todos nos arrodillamos para el canto de las Letanías con las que hemos invocado a todos los santos del Paraíso para que intercedan por esta hermana que se entrega totalmente al Señor. Sor Angélica estaba próstata en el suelo como signo de entrega total en las manos de su Esposo y de la Comunidad.
Luego, se hizo la entrega de las insignias: el anillo, símbolo del pacto nupcial entre Jesús y ella; la corona de espinas, para recordarle que es esposa de un Crucifijo, y como Él, está llamada a dar la vida para los demás. Después de que la Madre Superiora la coronó con la corona de flores, como una verdadera esposa, finalmente se le entregó el libro de la Liturgia de las Horas para recordar que todos los días la esposa del Señor está llamada a unirse a la voz de la Iglesia que con Cristo y en Cristo alaba a Dios Padre e intercede por el mundo entero.
Al final del rito, hubo un abrazo de paz entre sr. Angélica y toda la Comunidad: es uno de los momentos más emotivos porque la Comunidad acoge para siempre a la mujer profesa perpetua y "a partir de ahora todo será en común entre nosotras".
Después de este momento, la celebración retomó su curso con mucha alegría y emoción, especialmente para los padres de sr. Angélica, quien sin poca dificultad, lograron estar presente en la profesión de su hija.
Agradecemos al Señor por todos sus dones y oramos con gran afecto por Sor Angélica, para que sea testigo verdadero y gozoso de su vocación, enseñando a muchos jóvenes que el servicio al Señor llena el corazón de paz, alegría y amor a Dios y al prójimo. El Señor no nos quita nada, sino que nos llena de todos los dones materiales y celestiales. ¡Que tantos jóvenes llamados entiendan esto y sigan más de cerca a Jesús que se hizo humilde, pobre, casto y obediente hasta la muerte!