Adorazione dei pastori, Lorenzo Lotto (1534 circa)
Queridos,
pensando en los deseos para esta Navidad, no podemos dejar de compartir esta pequeña historia que sucedió recientemente. Uno de nuestros benefactores proporciono para restaurar un antiguo Crucifijo, que una querida familia nos regaló con tanta devoción. El joven restaurador nos contó que, una vez terminado el trabajo, un pequeño visitante entró en su laboratorio para visitar el Crucifijo.
Era un pajarito petirrojo que, saltando alegremente, parecía saludar a un viejo amigo. Cuenta la tradición que el Viernes Santo, mientras Jesús agonizaba en la Cruz, un pajarito se posó sobre su cabeza ensangrentada, intentando con su pico extraer una larga espina de su frente, una gota de sangre de Jesús manchó el pecho del pajarito, de ahí viene el nombre de petirrojo.
Parece extraño en una carta navideña hablar de Jesús en la Cruz, pero en realidad no lo es, porque el pesebre del Niño de Belén se convierte en la antesala de la Pascua del Hijo de Dios.
La amargura de estos meses por tantas guerras, y en particular las masacres en Tierra Santa, el desconcierto y la confusión de los pueblos ante los sistemas de pecado erigido en ley institucional, el engaño de las conciencias que llegan incluso a llamar al mal bien y al bien mal, inducen tanta angustia en nuestros corazones, y sin embargo, también hoy ha llegado inexorablemente la Navidad, cada año viene el Señor y sólo en los ojos de María y de José podemos leer el secreto de aquel Niño:
Adorazione dei pastori, Lorenzo Lotto (1534 circa)
es Dios todopoderoso, que para amar se hizo necesitado de amor y como Pastor se hizo Cordero para cargar sobre sí el pecado del hombre.
¡Sí! Este Niño es un don inmerecido, para el que siempre llegamos desprevenidos, pero nadie puede impedir que el Amor siga amando. Como el petirrojo, dejémonos marcar por su amor.
Santa Navidad y Feliz 2024 de las Misioneras de la Divina Revelación.