Corazón de Jesús, paciente y misericordioso
Hoy, con ocasión de la oración del Ángelus, deseamos releer una vez más, junto con María, el Evangelio; en cierto sentido lo releemos todo entero, e inmediatamente. En él aparece el Corazón de Jesús, paciente e inmensamente misericordioso. ¿No es tal vez así el Corazón de Aquel que “pasó haciendo bien” a todos? ¿De Aquel que hizo que los ciegos adquiriesen la vista, los cojos caminasen, los muertos resucitasen? ¿Que a los pobres se les anunciara la Buena Nueva? ¿No es tal vez así el Corazón de Jesús, que no tenía Él mismo dónde reclinar la cabeza, mientras que los lobos tienen sus guaridas y los pájaros sus nidos? ¿No es tal vez así el Corazón de Jesús, que defendió a la mujer adúltera de la lapidación y luego le dijo: “Vete, y de ahora en adelante no peques más”? ¿No es tal vez así el Corazón de Aquel que fue llamado “amigo de publicanos y pecadores”? (Papa San Juan Pablo II, Ángelus del 27 de julio de 1986)
El Señor Jesús nos reveló el amor gratuito y universal del Padre. De su corazón traspasado surgió la fuente de toda gracia y bendición.
Dirijamos con confianza nuestras oraciones al Sacro Corazón de Jesús y digamos:
Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo
Oh, Jesús, que quisiste ser traspasado por la lanza para que de tu corazón abierto, al brotar el agua y la sangre, naciera tu esposa la Iglesia,
-haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.
Gloria al Padre.
Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo
Jesús, rey y centro de todos los corazones, que con amor eterno nos amas y nos atraes con misericordia,
-renueva tu alianza con todos los hombres.
Gloria al Padre.
Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo
Jesús, Señor nuestro, en quien habita corporalmente toda la plenitud de la divinidad,
-haz que participemos de tu naturaleza divina.
Gloria al Padre.
Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo
Jesús, único maestro, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento,
-danos, mediante la Iglesia, el conocimiento de la multiforme sabiduría de Dios.
Gloria al Padre.
Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo
Jesús, Hijo de Dios, en quien el Padre se complace,
-enséñanos a escuchar con perseverancia tu palabra.
Gloria al Padre.
Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo
Jesús, hermano nuestro, de cuya plenitud todos hemos recibido,
-concédenos la abundancia de tu gracia y de tu verdad.
Gloria al Padre.
Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo
Jesús, salvador nuestro, fuente de vida y de santidad,
-haz que seamos santos e irreprochables por el amor.
Gloria al Padre.
Señor Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo
Oración
Te pedimos, Dios todopoderoso y eterno, que, al celebrar la grandeza del amor que resplandece en el corazón de tu Hijo, recibamos de esta fuente divina gracias cada vez más abundantes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo. Amén.