Este tercer domingo de Adviento se llama Domingo en “Gaudete”, con motivo de la invitación que nos hace el apóstol Pablo a ser felices en el Señor, porque se acerca la venida de Jesús. Por eso el color litúrgico de este día es el rosa, signo de alegría.
El Evangelio se centra en la figura de San Juan Bautista, que sin embargo no quiere ponerse en el centro, como si fuera el Mesías esperado. Él le contesta a los sacerdotes y levitas que le preguntan quién es realmente, que él es solo un instrumento, el Mesías es otro: “después de mí viene uno, cuya sandalia no soy digno de desatar” (Jn 1,27).
También nosotros estamos llamados, como el Bautista, a hacernos a un lado y colocar a Cristo, único Redentor y Salvador, en el centro de nuestra existencia. Como Juan el Bautista, debemos llevar a Jesús a los demás y no a nosotros mismos, no debemos buscar nuestra propia gloria, sino solo la del Señor.
Al encender esta tercera vela de Adviento, queremos expresar todo nuestro amor por el Señor y nuestro gozo por su venida inminente y pedirle la gracia de colocarlo siempre en el centro de nuestra vida.